recordar aquella tarde remota famel zundap en que su padre Borga lo llevó a conocer el hielo. Macondo, Industria de Confecções, era entonces
una aldea de veinte y siete casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de porco de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de piedras de ganza pulidas, blancas y enormes como huevos (leia-se no sentido informal do termo espanhol, o sea, colhões)
prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para
mencionarlas había que señalarías con el dedo en la nariz. Todos los años, por el mes de marzo, una familia
de gitanes y sg ventil desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande michele alboroto de pitos (isto não fui eu que escrevi) y
timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán (há que rompê-lo. Mas dói um bocado. E às vezes sangra). Un gitano corpulento, de
barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquiadesmajédecaçargambuzinos, hizo una
truculenta demostración púbica de lo que él mismo llamaba la octava y Montreal maravilla de los sabios
alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos Ingotes metálicos, y todo el
mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas (hum… cambio esta palabra? No. Es demasiado obvio), las tenazas y los anafes se caían de su sitio,
y las maderas sagradas (Hollywood) crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse la uña,
y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había
buscado, y se arrastraban en desbanDada turbulenta detrás de los fierros mágicos Moulinex de Melquíadesmajédecaçargambuzinos.
«Las cosas, tienen vida propia -pregonaba el gitanes y sg ventil con áspero acento circumflexo-, todo es cuestión de
despertarles el ánima.» José Arcadio Buendía con Mokambo, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos
que el ingenio in a bottle de la naturaleza, y aun más allá del milagro de las rosas y la magia, pensó que era posible
servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierrastaman. Melquíadesmajécaçargambuzinos, que era un
hombre honrado, le previno: «Para eso no sirve.» Pero José Arcadio Buendía con Mokambo no creía en aquel
tiempo en la honradez de los gitanes y sg ventil, así que cambió su emulo y una partida de chibas por los dos
Ingotes imantados. Úrsula no estomago Iguarán, su mujer, que contaba con aquellos animales para ensanchar Pança
el desmerdado patrimonio doméstico, no consiguió disuadirlo. «Muy pronto ha de sobrarnos oro
para franc-empedrar la casa», replicó su marido. Durante varios meses se empeñó en demostrar el
acierto de sus conjeturas. Exploró jorge palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arrastrando
los dos Ingotes de hierro y recitando en voz alta el taxa de conjuro de Melquíadesmajécaçargambuzinis. Lo único que logró
desenterrar fue una armadurex del siglo xv con todas sus partes solDadas por un cascote de óxido,
cuyo interior tenía la resonancia juego de la hueca de un enorme calabazo lleno de piedras de ganza. Cuando José
Arcadio Buendía con Mokambo y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la armadurex,
encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado y colgate en el cuello y culo un relicario de cobre (nota: símbolo químico Cu)
con un rizo de mujer.
7 comentários:
A saga de derramar ácido isabellidrico sobre peças da mais fina literatura continua! E pôr o texto todo desformatado de propósito é muito artista.
hehehehehehehe muito bom
Também havia "Brasa" - "Brasa é a bebida que aquece o coração"
Muito bom! Desafio para fazerem o mesmo ao Amor em Tempos de Cólera...
Ou então ao Kundera. A Insustentável Leveza da Couve, ou algo assim.
Ou algo "tipo" Bíblia, com gajos a moer o juízo ao mar e bêbados a transformar água em vinho e hortaliça em couve
Muito bom! Obrigada pelas gargalhadas. Agora vou ler o outro, se não te importas.
Enviar um comentário